lunes, 23 de septiembre de 2013

Historia de un final.

 - Las mejores noches son las que te dejan sin aliento, te hacen olvidar las pérdidas y maquillan de placer a esta absurda vida. Te sacan de la rutina, te mantienen despierta hasta el alba, muerden con su dentadura afilada al miedo y espantan las pesadillas. Las que van y siempre vuelven, las que te aseguran un (ilícito) final feliz. Noches que  se arrepienten de lo soñado.

Tras la confesión, se giró y sujetó el vaso con fuerza. No dejaba de pensar en aquella noche. Ese estúpido recuerdo, esa ansiedad.
Y observando como se acercaba el final de los finales a su historia, tomando bocanadas de aire para saciar su deseo, se levantó de la mesa, cogió su chaqueta negra y su bolso y partió lejos de allí. Donde nadie nunca supiera más de ella, a un lugar que lograra borrar sueños rotos.

Allá donde no existe el amor.

Hoy el amanecer le llama para que asista a su nacimiento, para que en sus lágrimas se refleje su luz. Y cuando la pena inunde su alma, aprenderá a acatar las consecuencias de sus acciones. Sólo cuando haya llorado hasta la saciedad entenderá lo que es sufrir por amor.

Cuando las rodillas comenzaron a fallarle aún no era demasiado tarde. Detrás dejó su vida, que yacía sobre la arena.
Parpadeó repetidas veces con el fin de cerciorarse de lo real de la situación. Se besó la palma de la mano y la levantó al aire. Segundos después se esfumó sin más.

2 comentarios:

  1. Sufrir por amor es de las peores cosas del mundo. Pero cuando sales del dolor, te haces fuerte, aunque valoras más una relación no-tóxica que una que te tenga en una puta montaña rusa.

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  2. Sufrir por amor es de las peores cosas del mundo. Pero cuando sales del dolor, te haces fuerte, aunque valoras más una relación no-tóxica que una que te tenga en una puta montaña rusa.

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