domingo, 1 de febrero de 2015

Talking nonsense.

Recuerdo las gotas de lluvia que nos empapaban los ojos cerrados, tu sonrisa aflorando entre la tormenta y tu brazo protector abrazándome: los autobuses color mostaza pasan con los cristales manchados de suspiros. Te veo tan de cerca que me da miedo tropezar en tus abismos, porque no sé qué es lo que llevas dentro. Titubeo y abrazo al silencio como a la perdición más placentera. Si presiento que lo nuestro es para siempre, ¿por qué los kilómetros me contradicen? 

El humo se sella al techo y tu calor permanece. Intento recordarte, le doy mil vueltas a tu imagen. Siempre ocupando un plano aumentado. Confundo fechas, lugares, vidas. Me doy cuenta de que más que tu cara recuerdo tu tacto. Tu acento tan poco británico, tus pasiones y el sonido de la moqueta con tus pasos. La tristeza y yo nos volvemos incompatibles y el destino parece conspirar. ¿Qué me queda?