martes, 7 de febrero de 2012

Nocturnidades improvisadas.

De su amor soy y seré prisionera. Me encuentro entre barreras de timidez y desamparo. Encerrada por sus besos, encadenada a su boca. Realmente desesperada por escapar y contar aquello que el alma y el corazón me piden cada minuto. Cada momento que se me desvía la vista hacia él, que de reojo puedo distinguir su sudadera entre miles iguales.

Hoy me he decidido a hablarle. Le he soltado una tontería que sólo él y yo entendemos. Ha sonreído y me ha mirado a los ojos. Me ha hecho la chica más feliz del universo durante segundos. Era como flotar. Creo que nunca me he sentido así de bien. La cuestión es: ¿Sentirá él lo mismo?
Destino, ¡échame un cable por favor!

domingo, 5 de febrero de 2012

Silly love songs.

¡Es culpa de esa canción! Esa que tanto ponen en la radio y que he marcado en favoritos, ya sé por qué me gusta tanto. No hay día que la escuche sin acordarme de ti.
Cada nota, cada ritmo está tan bien colocado... Cada acorde y cada improvisación son el sentido de mi triste vida sin ti.
¿El destino tendrá algo que ver en esto? ¿El destino está acercando alguna pequeña parte de nosotros?  Demasiadas preguntas.
Acabas de irte a dormir, y yo pienso...¿estarás realmente durmiendo o estarás en vela como yo, escribiendo ñoñerías y pensando en ti en todo momento? ¡Otra pregunta más! Qué locura.
Aunque no estoy muy segura de que te intereses por mi existencia (y si lo haces no me das pistas), yo creo que te importo, tal vez soy un 2% en tu porcentaje de cosas en las que pensar, pero.. qué menos ¿no?
PD: prometo no escribir ningún otro signo de interrogación hasta que acabe el texto.

En fin, pase lo que pase, el agua de los ríos seguirá el mismo curso, el viento no dejará mi persiana en paz durante toda la noche, y en Argentina seguirá siendo verano mientras aquí nos helamos de frío. No gano para estos disgustos, y pensar que podría estar en la playa...

¿El destino es el culpable?

A veces pienso que soy tonta, que caigo en la tentación de entrar donde no debo entrar, de que soy una gata curiosa. De que cada vez que lo veo y no me atrevo a hablar, me callo mil y una palabras de amor que podría cantar a voz en grito en medio de todo el instituto.
Quiero oír su voz de nuevo, quiero volver a sentir su dedo sobre mi espalda y susurrarle al oído lo mucho que lo amo. Aunque me duela reconocerlo lo extraño. Pero no lo extraño ahora, lo extraño desde que lo conocí, extraño todas las noches su presencia, su mirada alegre y esa sonrisa.. esa sonrisa que con tan solo ver te lleva al cielo, te eleva a un mundo aún más bonito.
Cuando estoy a su lado la respiración se me entrecorta, vuelvo a imaginar el roce de su piel. Intento que mis párpados no se empapen de tristeza, no, no hablo de lágrimas, hablo de tristeza. A veces una lágrima derramada es mucho más que una gotita resbalando por el rostro, a veces esa lágrima esconde miedo, rabia, tristeza y, en este caso, sobre todo amor. Mierda. Dije que no iba a llorar.
Me prometí a mi misma no llorar hasta que no fuera algo serio, quiero quitar de mi cabeza esa locura que se me ocurrió un día al pensar que podía acercarme algo más a él de lo que estaba previsto por el destino. Y es que a veces creo que el destino tiene la culpa de que no estemos juntos, porque, ¿hay cosa mejor a la que echarle la culpa que al destino? El destino decide si mañana seguiremos siendo personas, el destino decide si este suspiro que estoy lanzando será el último o no, por lo tanto, el destino también decidirá la distancia entre nuestros corazones, ¿no?
Podría seguir divagando sobre el amor... pero sería algo eterno.