domingo, 24 de febrero de 2013

Open your mind.

Me pesa hablar sobre un tema tan fuerte a la vez que delicado, tan profundo y a la vez tan efímero. El amor.

A veces ocurre, él llega a tu puerta y se cuela sin avisar. Va dejando huellas, haciendo ruiditos, hasta que te das cuenta que está allí.
Si no te agrada la idea que se instale en tu 'maison' puedes tratar de echarlo. No te será fácil.
Luego se pondrá de rodillas y tumbará la maleta que llevó arrastrando durante su largo camino, la abrirá con misterio, como si dentro escondiera una fuerza poderosa, magia de cualquier tipo...

Nos cuesta arriesgarnos una vez que la relación se etiqueta, se le pega un precio y un código de barras para que sea reconocido. Una vez que la rutina ya no es más que eso, cuando el corazón palpita por palpitar y los labios no saben a miel.
Esa es la señal que nos da la vida para que echemos el freno, nos bajemos del coche y salgamos corriendo, para que el corazón nos palpite más fuerte, la boca se nos quede seca y volvamos a amar, a sentirnos amados.
Ni el amor ni la pasión son para siempre. Comprometerse es un engaño.
Amar implica sufrir a largo plazo.
Lo ideal es cambiar, dejarse llevar por el momento. Vivir el presente de la mejor manera posible, desplegar las alas, impulsarnos y volar.
Quitarnos de la cabeza esa idea que tenemos de que las personas van de dos en dos, que sólo tenemos nuestra respectiva media naranja y que medio pomelo nunca podrá llenar su lugar.

Abrir nuestras mentes, cortar las etiquetas y que aún así haya posibilidad de cambio o devolución.

domingo, 10 de febrero de 2013

No me hagáis mucho caso.

Hoy todo lo que persigo me resulta monótono, aburrido. Hoy todo lo que me propongo es pura utopía. ¿Qué hacer para no perder la ilusión? ¿Qué es lo que de verdad esperamos de nosotros mismos? A esas preguntas les guardo millones de respuestas, todas contradictorias. Es más, cada una de ellas esconde una pieza del puzle que completa mi existencia.

En eso se basa existir, en contradecirse a uno mismo mil y una veces. ¿A caso hay que tenerlo todo claro en esta vida? Cuando dices que no, alguna parte de tu subconsciente está diciendo que sí. ¿Quién nos domina, el cerebro o el subconsciente? Quizás esté formulando demasiadas preguntas, pero todas ellas te harán reflexionar como me lo han hecho a mi. Iré contestando a todas a mi parecer, desde mi punto de vista, desde el punto de vista de una adolescente madura a medias.

¿QUÉ HACER PARA NO PERDER LA ILUSIÓN?

Ilusionarse. Sí, amigos, es la única solución. Nos ilusionamos muy fácil al igual que muy fácilmente pisamos las ilusiones de los demás. No dejes que te desilusionen cielo, no dejes que te ahoguen, que te aleccionen. No permitas que te manipulen ni que te muevan como a una marioneta. Hazte fuerte, corta tus hilos aunque duela y muévete a tu gusto.

¿QUÉ ES LO QUE DE VERDAD ESPERAMOS DE NOSOTROS MISMOS?

Yo espero de mi el éxito en la vida, espero amar y desamar mucho. Conocer muchos lugares y personas que me marquen para siempre. Quiero pasarlo mal y contrarrestarlo con una copa, o dos, o tres... Quiero cuidar a mis amigos como un tesoro y reírme en la cara del destino. Quiero muchas cosas, sólo que a veces me falta iniciativa para conseguirlas. Tiempo al tiempo.

¿QUIÉN NOS DOMINA, EL CEREBRO O EL SUBCONSCIENTE?

Yo creo que ambos, pero se turnan para hacerlo. De mañana lo hace el cerebro, cuando tomamos decisiones u opinamos sobre algo. Cuando se repartieron los horarios, el nocturno se lo llevó el subconsciente. Él trabaja de noche, empieza a manifestarse cuando nos tumbamos en la cama y pensamos sobre lo que nos pasó en el día, sobre lo que hicimos y dejamos de hacer. Se apropia de nuestros sueños y nos hace creer cosas que en realidad no ocurren, tiene muy mala leche. Incluso a veces hace horas extras de día. ¿O no os ha traicionado el subconsciente alguna vez?